Belascoarán:
la educación sentimental del detective
La serie mexicana de solo tres episodios, que arribó hace poco a la plataforma de Netflix, es una de esas joyas escondidas que merecen ser descubiertas. Una historia clásica con humor, misterio, acción y con un gran elenco.
Fotos Netflix
Paco Ignacio Taibo II es, además del actual director del Fondo de Cultura económica de México, un dotado creador, intelectual cosmopolita, acucioso historiador y fundador de la memorable semana de la novela negra de Gijón, Asturias, que en sus inicios fuese exclusivamente un festival para los cultores de la narrativa policíaca, convirtiéndose luego en escenario de grandes proporciones literarias, filosóficas, musicales y gastronómicas.
El polifacético itinerario de Taibo II lo lleva ahora hasta la muy apetecida plataforma Netflix, donde se ha estrenado hace un par de semanas la serie Belascoarán, basada en uno de sus principales libros de los años setenta .
Se trata de una radiografía puntual de una ciudad de México de cielos manchados, donde el mal, la corrupción, la prosaica realidad y el absurdo han levantado sus oscuros bastiones, y amenazan con aplastar las almas más nobles y cualquier atisbo de inocencia.
El peculiar protagonista, encarnado por el actor Luis Gerardo Méndez, desea convertirse en un detective, porque su vida de oficinista y manso esposo no le reporta gratificación alguna. Y pasa de la somnolencia burocrática al laberinto de sangre y crimen de los bajos fondos, lo que, paradójicamente cura su herida interior y mejora su talante existencial.
Dashiell Hammett, Horace MaCoy y Raymond Chandler inventaron para nosotros un tipo de relato policíaco donde el detective ha dejado de ser ley, no se muestra ejemplar ni constructivo, carece de los principios éticos que fueron divisa, y en muchas ocasiones copia los modos y el estilo de los mismísimos rufianes. Este género literario está plagado de hombres equívocos que fatigan las cloacas de las grandes ciudades, tienen mujeres desesperadas y también misteriosas. Su mito eterno es el Humphrey Bogart al que hemos amado y del que repetimos fascinados cada uno de sus filmes.
Pues bien , Héctor Belascoarán es descendiente directo de las criaturas inventadas por estos cultores de atmósferas insoportables y los casos que resuelve en la Ciudad de México ( donde aparecen estranguladores y políticos, personajes de sociedad con secretos tortuosos y policías opresores al servicio de una ciega causa fascista) nos encantan con su carga metafórica que dibuja un espejo de nuestra identidad.